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¿Quieres vivir más? ¡Aprende cómo el ejercicio te puede ayudar a vivir más tiempo!

A medida que pasan los años, mantener una vida activa se vuelve cada vez más importante para nuestra salud y bienestar.

 

El ejercicio regular puede ayudar a prevenir enfermedades crónicas, mejorar la función cerebral y muscular, y aumentar nuestra calidad de vida en general.

 

Sin embargo, para muchas personas, cambiar un estilo de vida sedentario por uno más activo y saludable puede parecer abrumador.

 

En este artículo, discutiremos los beneficios del ejercicio a medida que envejecemos y proporcionaremos algunos consejos prácticos sobre cómo incorporar la actividad física en la vida diaria. Desde establecer metas realistas hasta encontrar actividades divertidas y agradables, estos consejos pueden ayudar a hacer la transición a un estilo de vida más activo y saludable.

El paso del tiempo

A medida que envejecemos, es natural que nuestro cuerpo experimente una serie de cambios, algunos de los cuales pueden tener efectos negativos en nuestra salud.

La buena noticia es que hay una forma muy efectiva de mitigar muchos de estos efectos negativos: el ejercicio. De hecho, estudios científicos han demostrado que el ejercicio regular puede ser la mejor medicina para los adultos mayores.

Uno de los efectos más comunes del envejecimiento es la pérdida de masa muscular, lo que puede llevar a una disminución de la fuerza y la movilidad.

Sin embargo, el ejercicio regular puede ayudar a mantener e incluso aumentar la masa muscular, lo que puede mejorar la capacidad funcional y prevenir caídas y lesiones. De hecho, un estudio publicado en la revista American Journal of Physiology – Endocrinology and Metabolism encontró que el entrenamiento de resistencia puede mejorar la masa muscular en adultos mayores.

Además, el ejercicio también puede ayudar a mejorar la salud ósea. A medida que envejecemos, nuestros huesos se vuelven más frágiles y están más expuestos a fracturas. Sin embargo, el ejercicio regular puede ayudar a mejorar la densidad ósea y reducir el riesgo de fracturas. Un estudio publicado en la revista Journal of Bone and Mineral Research encontró que el entrenamiento de fuerza puede mejorar la densidad ósea en mujeres posmenopáusicas.

Los beneficios son a largo plazo

Otro beneficio del ejercicio en adultos mayores es la mejora de la función cardiovascular. El ejercicio aeróbico regular puede ayudar a mejorar la capacidad pulmonar y cardiovascular, lo que puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y mejorar la calidad de vida. Un estudio publicado en la revista Age and Ageing encontró que el ejercicio aeróbico puede mejorar la capacidad de caminar en adultos mayores.

 

El ejercicio también puede tener efectos positivos en la salud mental. La depresión y la ansiedad son comunes en adultos mayores, pero el ejercicio regular puede ayudar a reducir los síntomas de estos trastornos. Un estudio publicado en la revista Aging and Mental Health encontró que el ejercicio puede reducir la depresión en adultos mayores.

 

En resumen, el ejercicio regular puede ser la mejor medicina para los adultos mayores. Puede ayudar a mejorar la masa muscular, la salud ósea, la función cardiovascular y la salud mental. Por lo tanto, es importante que los adultos mayores hagan ejercicio regularmente para mantener su salud y bienestar.

Empezar es muy dificil ¿Cómo logro el cambio?

Cambiar un estilo de vida sedentario por uno más activo y saludable puede parecer un desafío, pero es una transición importante que puede tener un impacto significativo en nuestra salud y bienestar. Aquí hay algunas acciones que se pueden tomar para comenzar a incorporar el ejercicio regular en la vida cotidiana:

 

  1. Establecer metas realistas: es importante establecer metas realistas y alcanzables para aumentar gradualmente la cantidad de actividad física en la vida diaria. Comenzar con pequeños cambios, como caminar durante 10 minutos al día, puede ser un buen punto de partida.

  2. Hacer ejercicio a primera hora del día: hacer ejercicio a primera hora del día puede ser una buena manera de asegurarse de que se complete la actividad física antes de que surjan otras obligaciones.

  3. Incorporar el ejercicio en la rutina diaria: en lugar de pensar en el ejercicio como algo que se hace separado de la vida diaria, se puede incorporar el ejercicio en las tareas diarias. Por ejemplo, caminar en lugar de conducir, tomar las escaleras en lugar del ascensor, o hacer jardinería o limpieza del hogar.

4. Buscar actividades que sean divertidas y agradables: elegir actividades que sean divertidas y agradables puede aumentar la probabilidad de que se mantengan a largo plazo. Puede ser ir al gimnasio, practicar deportes, caminar con amigos o bailar.

5. Encontrar un compañero de entrenamiento: encontrar un compañero de entrenamiento puede ser una buena manera de motivarse mutuamente y hacer que el ejercicio sea más divertido.

6. Mantener un registro de la actividad física: llevar un registro de la actividad física puede ayudar a mantenerse motivado y hacer un seguimiento del progreso.

7. Consultar con un profesional de la salud: antes de comenzar cualquier programa de ejercicio, es importante hablar con un profesional de la salud para asegurarse de que se esté eligiendo la actividad adecuada y que se esté realizando de manera segura.

 

En conclusión, cambiar un estilo de vida sedentario por uno más activo y saludable puede ser un desafío, pero incorporar pequeños cambios graduales y mantener la motivación pueden ayudar a hacer la transición más fácil y efectiva. Con el tiempo, el ejercicio regular puede tener un impacto significativo en la salud y el bienestar, y hacer que envejecer sea más saludable y feliz.

Fuentes:

  1. American Journal of Physiology – Endocrinology and Metabolism. “Resistance exercise training increases skeletal muscle mitochondrial biogenesis in older adults.” (2005)

  2. Journal of Bone and Mineral Research. “Effects of resistance training on bone mineral density and bone turnover in postmenopausal women.” (1995)

  3. Age and Ageing. “The effects of exercise on falls in elderly patients: a pre-planned meta-analysis of the FICSIT Trials.” (1997)

  4. Aging and Mental Health. “Exercise, depression and anxiety in older adults: a review of the evidence.” (2004)

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